Ella amaba los libros y a él le apasionaba la música.
Ella se aprendió sus canciones preferidas, escuchó incluso las bandas que no toleraba. Él empezó a leer y comprar libros, aunque jamás leyó su libro favorito.
Cuando todo acabó, él la acusó de que ella nunca pudo seguirle el ritmo y ella le dijo que él nunca aprendió a leerle la mirada.
A pesar de todo, ella esperaba que le dedique una canción, él quería encontrar una nota en un libro.
Ahora, él recorre librerías y ella va a conciertos.
Se buscan, en cada sitio, en cada momento, se están buscando. Pero el orgullo los mantiene en silencio.
Se encontrarán algún día o quizás se hayan perdido para siempre...